domingo, 9 de septiembre de 2007

Onceavo episodio "Dos caballareros"


Cabalgaba por un angosto acantilado, era tan estrecho que solo su corcel podia pasar. Si se hubiera cruzado con otro caballero no hubieran podido pasar. Cabalgaba con la blanca armadura, manchada de sangre y polvo por la encarnizada lucha librada contra el dragon. Su escudo blanco con una cruz gualda sobre el estaba un poco abollado, y requemado, por las furiosas embestidas de la sierpe. La lanza reposaba sobre su albo corcel. El corcel circulaba por el filo del desfiladero, tan estrecho que si se hubiera cruzado con otro caballero no hubiera podido pasar. No hubo que esperar muchos ratos que llego el otro caballero. Cabalgaba sobre una motocicleta a motor, llevaba una lanza que ningun escudo podia parar, y un escudo capaz de parar todas las lanzas. Pero estaba leyendo un libro.


Al encontrarse. San Jorge miro fijamente al otro caballero, se interponia en su camino, el camino de alguien que habia matado a un temible dragon. A soto pronto el otro se bajo de su montura, se sento a la sombra de esta leyendo tranquilamente. Que desfachatez penso el matadragones, que gran desfachatez, como osa estorbarme a mi, y encima no prestarme atencion, se dijo, que si volvia a montar le ensartaria en su lanza y seguiria su camino.


Paso el rato, el otro caballero, se levanto, cerro, el libro e hizo ademan de montarse. San Jorge agarro su lanza de liza con fuerza, sujeto firmemente su escudo... Pero fue en vano, no se monto, simplemente cojio un bocata de jamon serrano y queso brie. El jamon havia cortado en trozitos muy pequeños y finos, casi transparentes pero en gran cantidad, el queso tambien estaba cortado muy fino. Con pan algo tostado, y untado con tomate, condimentado tambien con una pizca de sal, pimienta y oregano, llevaba ademas un chorreon de aceite. Saco tambien una jarra de agua, hirviendo. Puso unas cuantas hojas de te verde, menta y hierba buena. Cuando la infusion estubo lista le hecho unos pocos granos de azucar moreno. Se volvio a sentar tranquilamente, no sin antes poner un poco de musica.


Al espectador toda esa escena le hizo la boca agua, tenia hambre, acababa de derrotar a un dragon. Y pese a que esa era su obligacion diaria y rutinal era cansado. Pero era decidido, y decidido estaba a ensartar al otro en su lanza cuando montara y proseguir su camino.


Acabada la comida, se sacudio las migajas, y prosiguio con la lectura. Al acabar el libro, estubo escribiendo un rato y haciendo sudokus. Finalmente volvio a sentir que tenia hambre y busco en sus alforjas. Saco tres sandwiches, de pan blanco, sin corteza y tostado, estaban calientes y al abrirse dejaban escapar vapor y entrever su interior. El primero estaba hecho con jamon york y queso, pero se veian pequeñas motitas de curry y rodajas de tomatitos cherry. El segundo constaba de diversas salchichas frankfurt cortadas a tiras y un poco de bacon, todo ello aliñado con una suave salsa de iogurt. El tercero, el postre, era mas senzillo, el pan estaba untado con dulce de leche, una generosa ración y entre el dulce habia trozitos de galleta que previamente habian sido bañados en miel. Esta vez acompaño la cena con un rico zumo de naranja. Se podia distinguir claramente la sabrosa pulpa, en la distancia.


San Jorge estaba hambriento, su estomago rugia mas de lo que lo habia hecho el dragon al morir. Sentia que sus fuerzas le abandonaban, se sentia morir de hambre. Su estomago le estaba deborando y su alma huia con las babas que le caian de la boca.


Acabada la comilona. Sir Contra monto...


Al instante el caballero de la roja cruz, se lanzo a la carga, para desmayarse al instante. Sir Contra paso por su lado. Y dijo:


"Si querias que me apartara podrias haberlo dicho. Si querias comer podrias haberlo dicho. Si quieres algo dilo. Los otros seguiran a lo suyo si no dices nada."

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