
El caballero y el escudero llegaron a una gran ciudad. Era dia de mercado, era un dia señalado, pues ese dia era muy importante, esa feria o mercado solo se celebraba una vez al año.
Todo estaba abarrotado de tiendas, vendiendo mercancias de todo tipo, bueno de todo tipo que alguien como el caballero o el escudero quisieran comprar. Habia de todo. Y habia todos los compradores posibles.Al llegar Dogma se escabullo entre el gentio, estaba ansioso por completar su coleccion de "libros de autoayuda para el escudero maleante del caballero rampante". Sir Contra, que ya habia estado ally otras veces se lo tomo con mas calma, fue dando un paseo. Qual fue su sorpresa al encontrarse a un antiguo compañero de armas. El señor de la carne helada, pues helada quedaba su impronta en las carnes de los vergantes a los que se solia enfrentar. Era un gran orador de ese extraño lenguaje de las pausas. Habla con silenciosa y pausada desmesura. Pero cuando decia algo lo decia sinceramente, y sinceramente, siempre decia algo, incluso sin hablar, hablaba. Habia venido desde muy lejos para encontrarse con Contradiccion. Pues apenas habian hablado si no era por correspondencia.
Se alejaron de la multitud, en una tierra tan inhospita y arida, enclaustrada por un calor sofocante se sentaron a la sombra. Por suerte encontraron a un desgraciado mercader que vendia mucha agua y a buen precio, lo que era paradojicamente logico, por mucho que la gente deseara saciar su sed antes moriria deshidratado que gastar su valioso dinero en agua. Asi pues, por las increibles leyes de la oferta y la demanda, y por un exceso de stock ambos caballeros compraron ocho litros de agua, y dos vasos, por tres monedas.
Discutieron largo y tendido sobre los avatares del destino, y sobre el postrero destino de esos avatares. Lord Carne Helada se intereso bastante sobre los ultimos acontecimientos en la vida de Sir Contradiccion, como encontro a su escudero, como vencio a la manada de hienas, a los bandoleros, al ogro, a su vez nuestro caballero le pregunto al otro por sus fechorias. Al parecer Lord Odas, pues ese era su nombre y no su apodo, seguia en activo. Aunque ultimamente andaba mas perdido que un gps en una ciudad en obras. Asi que procuro cambiar de tema.
- Dime viejo amigo, ¿hay algo que te preocupe?, no pareces muy animado.
- No es nada, son solo fantasmas que me atormentan, amigo viejo.- contesto Contra.
- ¿Que clase de fantasmas? Tu no crees en fantasmas.
- No, yo no creo en fantasmas, he visto demasiados, pero estos fantasmas... estos fantasmas son de antes que dejara de creer en ellos. Y ahora han vuelto.
- Vamos hombre, ahuyentalos con la espada. No los temas, son solo ilusiones de la mente. Si son fantasmas han muerto. Y los muertos, muertos estan.
- Han tomado cuerpo. - dijo Sir Contradiccion en un susurro. - Son las sombras en el suelo, son los reflejos en el agua, son los susurros en el viento, son los latidos en mi corazon
.- Muy bonito, como se llama el poema. Bueno, ahora en serio, no debes torturarte, fue un error. Lo cometieron por libre decision, no pudiste evitarlo. Sin embargo no puedes evitar culparte, no puedes evitarlo... Y ese es tu problema, eres tan egocentrico que te crees responsable de todo lo que pasa. Imaginate, que un asesino psicopata entra a atracar un banco, tu estas en la cola, mas o menos a la mitad. Ves que el asesino susurra algo al oido de cada uno de los integrantes de la cola, luego estos responden y luego les dispara un balazo en la cabeza. Al final te llega el turno, y te pregunta, "¿puedo hacerte una pregunta?"
- Tecnicamente, acabas de preguntar, asi que supongo que no necesitas mi permiso.
-BANG, BANG, estarias muerto. La unica respuesta segura era un no. Es lo unico que puede cesar las preguntas. Asi que te digo, no. Que quede bien claro. Los muertos, muertos estan. Dejalos descansar. Y si necesitas cazar fantasmas... - continuo en un suave susurro.- podria intentar echarte una mano.
-No.- Sir Contra sonrió, ya se la habia echado. - No intentes nada, hazlo o no lo hagas.
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