domingo, 9 de septiembre de 2007

Quinceavo episodio "Estrellas" (gracias espi)


Sir contradicción deambuló durante tres eternos días buscando algun aliciente que rompiera aquella hastiosa rutina en la que llevaba sumido desde hacía tiempo. Para ello, se había alejado del mundanal ruido de la ciudad, y había iniciado un camino en busca de algo que le resultara mínimamente estimulante.


Una batalla que librar, una doncella por salvar, un monstruo por vencer… ¿dónde se había metido todo el mundo?


En busca de incentivos y alejado de todo aquello que le impidiera disfrutar de su libertad, se percató de que se avecinaba mal tiempo. No era extraño, pues en años anteriores las intensas lluvias ya habrían inundado aquellas contradas. Aquella noche no le sería posible pasar la noche al raso, y le urgía encontrar pronto un alojamiento.


Entonces se dio cuenta de que aquellos parajes le eran familiares. ¿Había estado allí antes? Tuvo suficiente con cerrar los ojos y dejar que sus sentidos se impregnaran de recuerdos: el canto de los pájaros, el cosquilleo del viento en su nariz, el olor de las flores y la tierra…Nunca podría olvidar su infancia.


Mientras se encontraba inmerso en su nostálgica regresión, no se percató de que alguien le observaba. Se llevó un buen susto.


- ¿Desea algo, forastero?


Un joven aldeano le miraba con una mezcla de recelo y admiración. No debía estar demasiado acostumbrado a las visitas en aquel hinóspito lugar.


- Parece que se avecina tormenta. Y pronto anochecerá. Te agradecería enormemente que me proporcionaras alojamiento. No tengo demasiado que ofrecerte. Aunque me quedan algunas monedas…


El joven le hizo señas para que lo siguiera, y lo condujo hasta una pequeña casa. Estaba tristemente desvalijada.


- Hace unos días entraron ladrones. Y se llevaron todo lo que encontraron. Incluso las vigas de madera del techo. Todo se lo llevaron.


Sir Contradicción alzó la vista y vio que aquella casa no tenía techo.


- Si lo que desea es refugiarse de la tormenta, le recomiendo que busque algún otro lugar- le sugirió el joven.


Sir Contra sacó una manta de su mochila, la tendió en el suelo. Se tumbó encima e invitó al joven a hacer lo mismo.


- Da las gracias a los ladrones- le dijo- Gracias a ellos, has descubierto la belleza de dormir bajo las estrellas.

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