sábado, 8 de septiembre de 2007

Segundo Episodio "Del hallazgo del escudero de poder"


Una de las primeras cosas que hizo, el caballero, tras armarse caballero en un establo fue buscar un escudero. Por que, ¿qué es de un caballero sin escudero? Es algo así como un examen de matemáticas sin calculadora, o tal vez un fumador sin mechero, Sir Contradicción no sabría explicarlo, pero se sentía falto de algo, tan solo deseaba que ese algo fuera barato.

Montó y salió en busca de lo que le faltaba. Tras haber avanzado al poco le salió al paso una escuela. Allí había jóvenes pilluelos que apoyados en la ventana competían a ver quien lanzaba tizas más lejos. Al ver pasar al caballero cambiaron de juego, ya tenían diana, ahora no solo la distancia puntuaba, también la precisión. Muy pronto se rindieron unos pocos y pasaron a hacer cosas más divertidas como por ejemplo atender al profesor. Finalmente todos se rindieron. Sir Contradicción irado decidió que ninguno de esos cochambrosos pupilos podría ser su escudero, les faltaba una gran dosis de perseverancia, así como conocimientos de física, y fuerza en los brazos.

Pasó frente un hospital, varios enfermeras le salieron al paso diciéndole que esperara que el medico enseguida le atendería, esperó, esperó, esperó, esperó... siguió esperando... desesperó. En ese momento el medico le hizo pasar, le examinó profundamente y le dijo que probablemente su problema seria algo de la cabeza, le receto unas pastillas y le dijo que se las tomara. Sir Contradicción tampoco encontró aquí lo que buscaba, alguien que no tuviera la decencia de hacer las cosas raudamente y tuviera tan poca perspicacia para afirmar que Contradicción era un problema de cabeza y no de estomago, como era realmente, jamás podría cuidar de sus necesidades.

Finalmente rendido y cansado, se sentó a descansar en unas escaleras. Azarosamente se sentó al lado de un joven que leía un libro. El joven le dijo “Me tapas la luz, apártate.” El caballero se apartó y curioso comenzó a mirar por encima del hombro del lector. Este malhumorado le dijo “¿Se puede saber que diablos miras?”. Sir Contradicción cada vez estaba más sorprendido, decidió probar suerte, “¿Que sabes hacer?” le preguntó. “¿Hacer? Que pregunta tan rara, no se hacer nada, pero teóricamente debería saber como se hacen muchas cosas”. Aquel chico era sencillo, cuidadoso y conocedor de sus limitaciones. O, como dirían las malas lenguas, era conformista, celoso e ignorante.

“Serás mi escudero.”

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